Muchas veces he escrito sobre canciones que entran y salen de la BSO de mi vida, canciones que me marcaron, canciones que se quedaran siempre, canciones que tienen su significado.
Dentro de 2 meses y 8 días cumplo 20 años, y en estos 20 años de vida esta es sin duda la canción que más me ha marcado, suene cuando suene algo entra en mi estómago y sale en forma de sonrisa o de lágrima, según se de el caso. No sólo porque La Bella y la Bestia fuese mi película preferida, y lo siga siendo (secreto), no sólo porque aún me sepa los diálogos y eso que esperar a rebobinar era un coñazo, no sólo porque fue la BSO de mi competición de patinaje, sino por todo eso y por todo lo demás. Porque ahora escucho esta canción y tiene mucho detrás, conocer a la gente, buscar en el interior, no quedarnos con las apariencias y conocernos para así poder querernos, el amor, que pasa por la vida, que viene y se va, que vuelve a venir. Las cosas que son de verdad, las que nadie borra, como una nota de música.
Una canción más en la BSO de mi vida, quizás la primera, quizás la última, la que siempre, sea como sea, esté donde esté, me emocionará como la primera vez que la escuché, tantos años atrás.

Sólo son rosas... hace bien poco me dijo Juanjo que era la canción sobre la homosexualidad que más le gustaba, a mi me parecía repetitiva y creo que las he escuchado mejores, en cambio, esa opinión ha cambiado en dos días. Alguien me regaló una rosa blanca anoche, y tenía un significado muy bonito detrás.
Hoy quiero hablar de la homosexualidad, o mejor dicho de la bisexualidad. Yo siempre he defendido que todos somos bisexuales, teoría que muchísima gente me discute y que no comprenden. ¿Por qué? Porque somos personas, y nos enamoramos de personas, y nos fijamos en personas, independientemente de su sexo, un hombre o una mujer, rubio o moreno, español o alemán, freak o pijo... Nos fijamos en las personas, no en sus miembros sexuales, nos fijamos en sus aficiones, en la música que escucha, en el pelo, en los ojos, en el culo, en las tetas, en los labios, en la perilla, en el olor de su colonia o desodorante, en la forma de vestir.
¿Por qué la gente no puede fijarse en alguien de su mismo sexo? ¿Por qué es eso ser homosexual? ¿entonces que soy yo? ¿metalerosexual? Porque a mi los canis por mucho que lo intenten lo tienen todo perdido, en cambio no digo lo mismo de una chica metalera.

Heavy metal, rock n roll, hard rock, thrash metal, punk... mil estilos, relacionados, unidos por una misma raíz, la libertad. No me limito a una única variante, escucho de todo dentro del rock, de todo, dependerá de mi estado de ánimo que escuche a un grupo más que a otro, o del tiempo, o que alguno no lo escuche nunca, pero normalmente, la variedad se encuentra en mi Ipod.
Estos días me siento más heavy que nunca, no sé si será que vuelve a hacer calor, y la primavera hace que me arda la sangre, será que para ir al festival de Triana me llevé una bronca y fueron el pom pom del bombo que escuché desde el puente al llegar los que me devolvieron la vida, será que vuelvo a buscar grupos, espacio en mi disco duro y música nueva que conocer, será que ayer estuve en el Encuentro Alternativo del Alamillo y me dio rabia que no hubiese cámaras, porque esa es la otra faceta de la juventud, pero sólo muestran a los jóvenes destructivos, a los que se mueven por la ecología, preocupados por los problemas sociales y que además hacen algo para solucionar estos problemas, a estos no se muestra.
Eso, canciones, actitudes, momentos, temperatura, todo eso me hace sentir muy rebelde, muy independiente, yo misma, con ideas forjadas y reafirmadas, porque sigo buscando mi camino, pero a través de la música, a través del heavy metal.